domingo, 24 de noviembre de 2013

EMAKUNDE; NO CON CON MIS IMPUESTOS


Soy un ingenuo. Pensaba que a estas alturas nadie que defienda la igualdad de derechos de hombres y mujeres se iba a oponer a que padres y madres se hagan cargo de la custodia de sus hijos e hijas. En pleno estudio de una propuesta legislativa sobre el asunto, irrumpe Emakunde en el debate para advertir que "la custodia compartida puede ser negativa para los menores".
Es curioso, porque leo los argumentos que expuso la directora de Emakunde el siete de octubre en el X Foro para la Igualdad de Mujeres y hombres y resulta que estoy plenamente de acuerdo con los objetivos que persigue pero extraigo unas conclusiones diametralmente opuestas sobre su posición respecto a la custodia compartida.
Sostiene Izaskun Landaida que "más que un cambio legislativo profundo lo que se necesita es un cambio social a favor de la corresponsabilidad y la igualdad". No me parece que una cosa excluya la otra. Si la excusa para no cambiar la ley es que la realidad social sigue siendo la desigualdad, no se justifica ni la ley que crea Emakunde ni la propia Ley de Igualdad. Oponerse a un cambio legislativo bajo el supuesto de que aún la sociedad no ha avanzado lo suficiente y aguardar a que ese cambio se produzca para actualizar la ley es un dislate. Sin ir más lejos, la percepción social sobre el aborto cambió cuando se reformó la ley. No al revés. ¡Y qué decir, por ejemplo, de las leyes que han ido aboliendo la discriminación racial!
Hablemos, ahí estamos de acuerdo, de los menores. Dice Emakunde que "esa custodia compartida como opción preferente puede ser negativa para ellos". ¿Acaso no lo puede ser, y lo es, la custodia monoparental preferente que rige ahora? Tratando de matizar, Landaida añade que "no existe un modelo de custodia ideal" y remata que "para que la custodia compartida sea adecuada es necesaria la corresponsabilidad previa y pactada a futuro". Es decir, defiende el derecho de veto de uno de los progenitores cuando sólo admite esta forma de custodia en el caso de pacto previo.
Emakunde ha terminado de enseñar que defiende los intereses del feminismo por encima de la igualdad

¿Pero qué está pasando en los juzgados? ¿Qué fórmula está defendiendo de hecho Emakunde? Aquella que de manera abrumadoramente mayoritaria (casi en una proporción de 10 a 1) concede de manera automática la custodia de los menores a la madre y obliga al padre, aunque haya sido corresponsable previamente del cuidado y educación de sus hijos e hijas, a pleitear mientras se mantiene la situación injusta de partida. Pleitear por una custodia supone para esos menores a una presión que, esa sí, es negativa para ellos. Deben ser sometidos a exámenes de psicólogos y salvo en edades muy tempranas son conscientes de que constituyen "un problema" añadido al estrés por la separación de las personas que les han dado hasta la fecha su cariño de forma conjunta.
Pero ese recorrido judicial lo despacha Emakunde diciendo que "en la práctica la custodia compartida ya se está asignando por parte de jueces y juezas aun en los casos de no acuerdo cuando se considera que es la mejor opción". Una media verdad es peor que una mentira, porque esconde la realidad. Ya que tanta atención presta a las estadísticas, emplazo a que haga públicas las que sostienen esa afirmación. Según los datos, en Euskadi se conceden un 11,7% de custodias compartidas ¿cuántas corresponden al supuesto al que se refiere Emakunde y que le sirve para defender su oposición al cambio de la ley?
Más. ¡Claro que debe analizarse caso por caso! Y Emakunde sabe que la propuesta de ley que se estudia lo contempla. Sin embargo, se apunta a la ficción sensacionalista: "la custodia compartida preferente no aporta suficientes garantías para los casos en el que se pueda estar viviendo un episodio de violencia de género". No hay nada que avale esta irresponsable advertencia que busca crear una innecesaria alarma social. Aquí no se da puntada sin hilo.
Frente a ese 11,7%, y como prueba irrefutable de que los hombres (los padres, matizo) no merecen más igualdad en este campo, Emakunde destaca que "se están concediendo custodias compartidas en una proporción similar e incluso superior a la de la implicación previa de los hombres en el cuidado" porque "sólo son el 7% entre quienes reducen la jornada para el cuidado de hijos e hijas y un 5% quienes se acogen a la excedencia para el cuidado de menores". De verdad, me produce sonrojo que una institución maneje la estadística con esa frivolidad. Más o menos es el mismo disparate que deducir que las mujeres (así, en general) son más vagas que los hombres porque la tasa de población activa es del 64,1 % en ellos y del 50,8% en ellas (Eustat).
En el fondo, lo que se deduce de esta actitud beligerante es que Emakunde ha terminado de enseñar lo que ya venía asomando hace tiempo: que defiende los intereses del feminismo (no tanto el de las mujeres) por encima del de la igualdad. Incluso, en contra de la igualdad si es necesario. Y si va a seguir así, debería buscar otras fuentes de financiación distintas a las públicas para continuar por esa vía. No con mis impuestos.  

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